El abandono de animales, principalmente perros, que se hace en España anualmente, particularmente antes de las vacaciones de verano, es alarmante, y parece ir en aumento. Me he estado preguntando cómo puede ser posible que, con la supuesta obligatoriedad española de que todo animal doméstico, de compañía, esté identificado y registrado, sea abandonado sin que se encuentre a sus propietarios y responsables. Así que, después de investigar un poco, ahora ya estoy más claro.
La normativa sobre tenencia de animales viene dada en las ordenanzas municipales de cada comunidad, lo que ya representa una diversidad de normas para lo mismo. La que rige en Madrid es la ORDENANZA MUNICIPAL 26-07-2001: Tenencia y protección de animales, que en su artículo 8: Identificación de los animales de compañía expone lo siguiente:
1. El propietario de un perro o gato, está obligado a instar su marcaje y solicitar que sea inscrito en el Registro de Identificación de Animales de Compañía de la Comunidad de Madrid, así como en el censo municipal, en el plazo de tres meses desde su nacimiento, o de un mes desde su adquisición, así como a estar en posesión de la documentación acreditativa correspondiente.
Y me parece que aquí es donde reside la falla principal, aunque no la única. Los individuos capaces de abandonar a un animal, no son de los que se preocupan precisamente de llevarlo al veterinario para las vacunas, mucho menos de colocarle el chip de identificación. Vemos que no son solamente perros viejos los que más se abandonan, sino los que se encuentran dentro de su primer año de vida. Es decir, aquellos que fueron comprados de cachorros, por complacer el berrinche de un niño que lo quería, pero que no se iba a ocupar de él, y que luego, al crecer el animal, resultó un estorbo para todos, y se abandona en cualquier momento, o en la salida de vacaciones del primer verano. Otros, algo más conscientes, buscan entregarlos en algún albergue de animales. Aunque el verano es sólo la temporada tope en algunos sitios, porque los abandonos se realizan todo el año. En Valencia hay un promedio de 30 semanales. Lamentablemente, siete de cada diez animales abandonados terminan siendo sacrificados.
¿Qué es lo que está mal con la normativa? Como he dicho, principalmente el hecho de que sea el dueño del perro, es decir, quien lo compra, el obligado al marcaje. Porque los irresponsables no lo van a hacer.
En España, los particulares no pueden comerciar libremente con estos animales, solamente los criadores y los establecimientos autorizados para su venta. Entonces, quien debiera estar en la obligatoriedad del marcaje es quien lo vende, así como de llenar toda la documentación sobre la venta y la identificación del comprador, y su envío al Registro de Identificación de Animales de Compañía y al censo municipal. Si se hiciera así, las personas lo pensarían mejor antes de comprar un perro, un gato o un hurón por simple capricho, ya que desde el principio estaría controlado. Y lo pensarían mejor antes de abandonarlos, porque serían localizados, aún cuando se muden y empadronen en otro sitio.
Por otro lado, los veterinarios clínicos debieran tener también la obligación de marcar a todo animal sin identificación, que les fuera llevado para consulta. Porque la responsabilidad es de todos.
La esperada Ley 121/000123, de “Normas básicas sobre explotación, transporte, experimentación y sacrificio para el cuidado de animales”, denominado de forma resumida como “Ley de Bienestar Animal” parece que va a resultar un fiasco, pues no regula lo que se suponía que tendría que regular. Ni siquiera condena el abandono, más que como una falta que conlleva una amonestación, un simple apercibimiento sin multa alguna, mucho menos penas de prisión. Así que, para mayores males, esta nueva ley despenaliza lo que debiera ser penalizado severamente. Será que aquellos que la redactaron, y algunos de los ilustres congresistas que la aprobaron han practicado el abandono animal. Seguiremos viendo animales vagabundos y abandonados por las calles y campos.
