En el artículo que escribí el 01 de febrero de 2007, bañando al gato, comencé diciendo: «Bañar a un perro es un juego de niños. Pero a un gato es algo muy distinto. » Hoy voy a matizar, porque bañar a un perro puede ser una seria y ardua tarea para muchos propietarios, si no supieron enseñarles desde cachorros las bondades y el placer de un buen baño.
¿A qué edad puede bañarse un cachorro?
Dos de las preguntas de los cien mil euros son ¿a qué edad se debe bañar a un cachorro? y ¿cuál es el momento de bañar al perro?. Hay quienes te dirán que no antes de los tres meses. Pero mi experiencia me dice que no se trata del conteo cronológico desde el día del nacimiento hasta el momento del evento del baño; esa no es la medida. Así que ante la pregunta sobre cuándo es el momento de bañar al perro, mi respuesta sería: cuando lo necesite.
El asunto no se trata de andarse con remilgos en cuanto a las semanas que tenga de nacido el cachorro, lo que hay que tener en cuenta es «la temperatura». Debe cuidarse, in extremis, que el cachorro pueda resfriarse. Si yo te dijera que debes tener ese mimo cuidado con tu bebé (al fin y al cabo: un cachorro de animal mamífero, placentario, bípedo, del género homo sapiens sapiens) lo verías normal y lo entenderías. ¿Por qué no lo ves normal entonces respecto a un cachorro de perro?
Para el baño de tu bebé tú te esmeras en cuidar que en la habitación no haya corrientes de aire, que el ambiente sea cálido, que el agua esté a la temperatura templada aconsejable y, una vez bañado, secarlo muy bien. Pues esos son los mismos cuidados para bañar a un cachorro de perro, o de gato, de mono o de lo que sea.
Quienes insisten de que no debe bañarse a un cachorro antes de tantas semanas de nacido es porque nunca han llegado con uno totalmente embarrado después de una salida al campo. O peor aún, con un cachorro oliendo a demonios porque se revolcó sobre unos restos podridos, como les gusta hacer a los perros.
¿Cómo acostumbrar el perro al baño?
En este punto diré que las técnicas pueden ser diversas, como en todo entrenamiento. Puedes entrenar en obediencia a un perro siguiendo métodos de la escuela rígida, prácticamente por la imposición forzosa (obteniendo un perro triste), o puedes hacerlo por el método que yo llamo de la escuela de la payasada y la risa, haciendo de la situación una diversión entre tu perro y tú, en algo que él adorará hacer para jugar contigo. Yo prefiero usar el método de la diversión. Por supuesto, el carácter de cada perro no es el mismo, lo que obliga a matizar.
Con «Chica», mi antepenúltima perra boxer, aproveché su disposición al juego (¿qué boxer no lo tiene, si son los eternos niños que nunca crecen?) y a que le gustaba perseguir el chorro de la manguera y morderlo cuando regábamos el jardín, por el tiempo en que vivíamos en Puerto La Cruz, Venezuela. Así que, como la perrita terminaba toda mojada después de cada regada del jardín, usé el «jueguito» de la manguera para acostumbrarla al baño. Me ponía yo mi bañador y comenzábamos el juego. Una vez bien mojados los dos, bajo el sol caliente me enjabonaba yo y la enjabonaba a ella, siempre jugando. Supongo que la perrita entendió que si aquello era bueno y divertido para mí también debía de serlo para ella. Los animales en Venezuela son felices con este tipo de baño, porque se sienten libres y lo ven como un juego divertido.Después, una buena secada con su toalla especial y listo. No era necesario usar secador, debido al cálido sol tropical. Una vez terminado todo el ritual, ya bañados y secos ella y yo, venía la última parte del juego. Yo enrollaba su toalla mojada de haberla secado y ella la atacaba, mordiendo con fuerza y tirando. Entrábamos en una «toma de poder»; ella tirando para un lado y yo para el otro. Yo dosificando mi fuerza, por supuesto. Al final ella era la ganadora porque, ante sus esfuerzos, tirones y gruñidos, yo soltaba la toalla y ella se convertía en la triunfadora y dueña del premio. Ese juego, por otra parte, contribuía a mejorar su mordida y fortalecer sus mandíbulas y cuello. Lo practicábamos con frecuencia, aunque no fuera día de baño.
El encanto por el agua lo acrecentábamos llevándola a la playa y a ríos. Si yo me metía a nadar ella me seguía. Y si yo me sumergía, ella se angustiaba e intentaba rescatarme.
Con las dos hijas de ella con que luego me quedé: «Penélope» y «Monste», también seguí un procedimiento similar. Sin embargo, con eso de las diferencias individuales y que algo no debí hacer bien, a diferencia de los resultados obtenidos con su madre y su hermana, para «Montse», (quien resultó ser la perra alfa) el baño, si bien no fue ninguna tortura, tampoco fue un placer al que estuviera dispuesta de forma voluntaria.
¿Un baño a fondo o una buena mojada?
Durante los sofocantes días veraniegos no hay inconveniente alguno en que le des un maguerazo a tu perro, varias veces por semana. En muchas ocasiones él lo agradecerá tanto como tú agradeces una buena ducha en un día canicular. Pero si no quieres ese olor a «perrito mojado» quítale el exceso de agua con una toalla.
Otra cosa distinta es el baño a fondo, porque el uso de jabones y champúes quita la capa de grasas naturales protectoras, que normalmente tienen los perros en la piel. Esto, poco a poco debilita la piel y la hace propensa a los eczemas. Hay que ser cuidadosos a la hora de elegir estos productos. El perro y la piel de las personas difiere de una a otra, motivo por el que existen cremas y jabones con propiedades específicas para cada tipo de piel, y hay champúes también distintos para cada tipo de cabello (graso, natural, reseco, etc). Pues con perros y gatos es lo mismo, en ese aspecto. Los productos para el baño del perro han de tener un PH neutro. Pero no será igual el champú que usarás con un perro de pelo largo, tal como un Komondor o un Bobtail, que con tu Chihuahua o tu Boston Terrier.
Además, hay razas con pieles más sensible y delicadas que otras. Mis perras boxer siempre fueron delicadas de piel, teniendo con algunas una verdadera pelea contra ciertos hongos realmente agresivos y destructivos. Por eso utilicé con ellas champúes especiales. Comprendí que era preferible pagar el precio de un buen champú y otros productos preventivos, que las consultas y tratamientos veterinarios.
¿Cada cuanto tiempo se aconseja un baño completo?
Esta es la otra pregunta. ¿Cada cuanto debo darle a mi perro un baño a fondo, si parece que esta limpio? Es una de las preguntas frecuentes que hacen los dueños de perros que viven en forma relativamente sedentaria dentro de pisos y apartamentos, con salidas muy controladas solo para que hagan sus necesidades.
Pues la frecuencia del baño dependerá de la raza, del calor reinante, de la actividad que realice, del grado de suciedad del animal y de la raza. Porque, aún sin ensuciarse, las hay más propensas que otras a producir olores fuertes. Los perros de pelo largo pueden producir más olores que los de pelo corto. Por otro lado, muchos olores que los dueños achacan al pelo de sus perros están erróneamente diagnosticados. En muchos casos esos olores son producidos por exceso de secreción de las glándulas anales que, por diferentes motivos, el animal no descarga en forma adecuada. Los olores producidos en estos casos se solucionan en forma tan simple como agarrando papel absorbente y presionando con cuidado esas glándulas alrededor del ano del animal.
Fuera de eso, pues mira tú, ¿qué quieres que te diga?. Baña a tu perro cada vez que debido al olor creas que lo amerite.
¿Baño o lavado al seco?
¿Te suena raro? No, si eres de los que cree que, en cuanto a la ropa, el llamado «lavado al seco» no usa agua. Y si crees eso tienes razón. El lavado al seco de prendas de vestir no usa agua, pero las moja, utilizando otros líquidos como solvente, químicos como el percloroetileno, que permiten el tratamiento de las manchas sin afectar las fibras de la ropa ni afectar al color.
Pero en el caso de los animales sí que podemos hablar de limpieza al seco con productos en forma de polvo o talcos. En ocasiones suele ser la única forma de bañar a gatos adultos a los que jamás les tocó el agua. Hay algunos de estos productos para limpieza al seco que realmente vienen en líquido. Pero no se empapa al animal, sino que el producto se le rocían en forma de spray sobre el pelo y luego se frota con un paño. Sin embargo, si has empleado con tu perro o gato el método disuasorio de la rociada de agua en spray para evitar que hiciera lo que tu no querías, este spray de limpieza (la sensación líquida e incluso el sonido) le recordará una acción desagradable. También hay productos en espuma.
En resumen, cualquiera de los métodos que utilices para mantener limpio a tu perro, pasan todos por el cuidado de la piel, particularmente después de un baño con agua y jabones o champúes. Si quieres que la piel de tu animal esté sana y su manto brillante, cuida lo que come, dale las vitaminas adecuadas y usa los productos veterinariamente recomendados para cada raza, en lo que se ha dado por llamar la dermocosmética. Por último, un poco de sentido común, aunque esto no se consigue en ninguna tienda de animales ni de productos veterinarios.
¡Ah! Por favor. Si eras dueña de un encantador Sar Pei, ten mucho cuidado cuando vayas a hacer la colada. Si tienes toda la ropa sucia por el suelo mira bien al momento de agarrar la que meterás dentro de la lavadora.
Consejos de Dermoscent sobre el baño animal.
Nota de prensa Merial sobre dermocosmética para las mascotas.
Dermatología veterinaria.
Consejos sobre cachorros.