A través del corazón

Perro pastor alemán

Era un día como otro cualquiera, cuando Ángel y su padre llegaron a la perrera municipal. Estaban en busca de un perro grande. No tenían ninguna raza en mente; solamente sabían que necesitaban un perro de gran tamaño. Tenían un terreno en el que ya se habían producido varios robos, y consideraban que un perro guardián podría ser un disuasivo.

Recorrieron las primeras jaulas sin ver ningún animal que les pareciera adecuado, pero su padre se detuvo ante una. Había tres pastores alemanes. Uno de los dos machos se veía tan viejo y cansado, que les pareció que sólo estaba esperando morirse. Pero la hembra llamó la atención de su padre. Estaba coja, y por eso ya había sido rechazada por otras personas. Llegó a la perrera con la pata rota, y desde entonces estaba esperando turno en la larga lista para ser tratada por los cirujanos.

No recorrieron el resto de las jaulas. Ángel supo que la perra le había robado el corazón a su padre, cuando él dijo que correría con los gastos de la operación. Sin embargo, en la clínica le informaron que la fractura se había ido soldando por sí sola, aunque mal. No recomendaban una operación, porque la pata no iba a quedar bien. Pero, como la perra se había ido acostumbrando a su condición y no parecía tener dolor, no era impedimento alguno para que llevara una vida normal.

Fue así como aquella pastor alemán, que demostró ser muy dócil y sociable, y a la que pusieron de nombre Gala, entró en la vida de Ángel, hasta convertirse en su mejor amiga. Llegó a través del corazón de su padre, más que por sus ojos. Triunfaron los sentimientos por encima de la lógica, la razón y las conveniencias.

Tiempo después, a Gala le detectaron un tumor en una de las mamas, por lo que tuvo que ser operada para extirpárselo. Resultó ser benigno, pero todos vivieron días de intensa angustia. La perra se recuperó bien, pero aquello sirvió para que toda la familia se diera cuenta del cariño que se le puede llegar a coger a un animal, y de lo que llega a significar en nuestras vidas.

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