Desde la sexta semana de preñez, la hembra se torna más perezosa y taciturna o, por el contrario, extremadamente mimosa, (regalona) variando según las razas y el carácter del animal. Su apetito suele aumentar considerablemente, así como la cantidad de agua que bebe, por lo que será necesario vigilar el bebedero, rellenándolo cuantas veces sea necesario.
Unos dos días antes del parto las cosas cambian. La perra está inquieta y cansada, además su apetito disminuye visiblemente. Se la podrá ver recogiendo trozos de tela o periódicos, paja, o lo que tenga a su alcance, y explorando los rincones oscuros y tranquilos para hacerse su cubil de parto. Nos está anunciando la cercanía del parto. Para ayudarla podremos intentar disponer una caja o cajón en el sitio que se manifieste como el preferido por la futura madre. No obstante, cuando nuestras opciones de espacio son pocas, nosotros decidiremos en donde colocarla.
Sin embargo no debe ser un lugar temporal. Se deben tener en cuenta dos cosas muy importantes. Una es que, una vez que comience el parto, no se debe sacar al animal de donde quiera que se haya puesto a parir, así sea debajo de una cama. Conozco casos en que lo han hecho y solamente consiguieron que se muriera algún cachorro. Para eso hemos insistido en la conveniencia de mantener observado al animal y actuar con tiempo. La otra es que que, una vez que haya parido a todos, no debemos cambiar de sitio a los cachorros, porque, si es una perra suspicaz y no nos tiene suficiente confianza podría recelar y, cuando nos ausentemos, llevarse a los cachorros y esconderlos por cualquier lugar de la casa, con el peligro de que alguno pudiera morir de frío, al no tener el calor constante de su madre.
Lo ideal es una caja construida de madera pulida, sin barnizar. Es conveniente y recomendable que las paredes estén forradas con cartón. La altura estará comprendida entre los 25 a 30 cm, dependiendo del tamaño de la perra. La idea es que ella pueda salir y entrar con facilidad, pero los cachorros no puedan salir, pues se pretende que no se vayan a desparramar arrastrándose, alejándose de la madre y pasando frío. Para cubrir el fondo es muy adecuada una buena capa de papel de periódico, cubierta con un trapo limpio y seco, que pueda sustituirse fácilmente por otro, si se ensucia mucho.
Como sustituto de la caja están las cestas que se usan como cuchas o camas para los propios perros, aunque estas suelen tener sus laterales bastante bajos, pero servirán inicialmente. Ten en cuenta que, un chachorrito de pocas horas de nacido, así como puede empujar a sus hermanos y pasar por debajo y por encima de ellos, también podrá pasar por encima de un lateral muy bajo en una caja, y caer al otro lado, quedando fuera del alcance de la madre. Normalmente ella misma lo recogerá y devolverá a la caja, pero si está dormida o muy agotada por el parto, podría tardar en darse cuenta, y el cachorrito separado corre el riesgo de enfriarse y perecer. Ellos son muy sensibles a las bajas temperaturas, ya que, durante los primeros días, no son capaces de regular su temperatura. Es bueno cubrirlos con un paño cuando la madre los deje solos, aunque es mejor mantener el cuarto a una temperatura más bien cálida, entre unos 30 a 35 grados centígrados, y evitar las corrientes de aire.
Como una alternativa razonable a las cajas y cestas, puede servir el piso de una ducha. No tienes por que limitarte, usa tu imaginación y los recursos de que dispones. Ya conoces cuales son los motivos y los objetivos.
Un detalle más. Tú conoces bien a tu perra y sabes como huele. Por eso, si notas que huele mal por el tiempo próximo a la fecha del parto, existe la posibilidad de que algún cachorro esté muerto en su útero. En este caso es imperativo una revisión médica para descartar esa hipótesis. Si resultare cierta deberá extraerse el cachorro muerto y aplicar antibióticos, o perderás a la madre.
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