Antes del parto

perra bulldog

Lo ideal sería que el parto se produjera bajo el cuidado experto de un veterinario, principalmente si la madre es primeriza y tú también lo eres en esos menesteres de partero asistencial. Pero si te vas a encargar tú personalmente, entonces sería bueno que te prepararas en forma adecuada. Y aunque no pienses hacerlo, tampoco está demás que lo sepas. Porque pueden presentarse partos prematuros, o puede caer en épocas feriadas, de puentes, de navidades, etc., en las que, a menos que se trate de un hospital veterinario con una atención permanente las 24 horas, lo más probable es que tu veterinario, y los demás, no estén disponibles.

Un buen libro sería muy recomendable, sobre todo si te lo lees concienzuda y previamente. También lo sería consultar con tu veterinario, porque es quien sabrá mejor si tu perra necesitará algún tipo de cuidado especial. Porque, para el momento del alumbramiento de los cachorros, si todo va como debiera ser, tú no tendrás que hacer nada; pero bien pudieras tener que asistir, o incluso sustituir a la madre, en los cuidados iniciales con alguno de los recién nacidos poco vitales, o que presente problemas que ella no logre superar.

Llegado ese momento, saber que debes tener ya a mano cosas tan sencillas como: una toalla limpia, de tela; papel absorbente, de cocina; unas tijeras de punta redonda, por si es necesario cortar una placenta o un cordón umbilical; un recipiente con agua templada y otro con agua fría; -y la forma de utilizarla- o que pudieras tener que llegar a extraerles un exceso de mucosidad que obstruya sus vías respiratorias, o darles estimulación cardíaca, incluso darles respiración artificial boca a boca; podría ser la diferencia entre salvar la vida de alguno, o perderlo.

Pero así como sentirás una revitalizante alegría, casi eufórica, al ver moverse ante ti, llenos del aliento de vida, aquellos mínimos cuerpecitos del tamaño de un ratoncillo, debes también estar preparado anímicamente para el peculiar dolor de ver que todo esfuerzo fue inútil, y que alguno de ellos yace inmóvil para siempre.

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