Un gato en el árbol

gato subiendo al arbolComo les dije, en este artículo vamos a ilustrar algo de lo que un gato hace para subir a un árbol. Me refiero a un gato sin experiencia adecuada en el asunto de la trepada. ¿O acaso creen que ellos ya nacen con eso aprendido? Pues no es así. Es evidente que subir a un árbol se les hace fácil. Pero, amigo, bajar no lo es tanto. Y esa es la parte que necesita entrenamiento. Y ya me dirán como enseñarle al gato cuando no tiene una madre, un hermano u otro congénere que se lo muestre.

gato siamesComo todo deportista sabe, es necesario calentar antes de una rutina de ejercicio exigente. Así que, para el gato, lo primero es una buena preparación física previa. Practicar su sentido del equilibrio en el borde del respaldo de una banca del parque es una buena idea. Es bastante baja como para caer al suelo con seguridad, en caso de un resbalón.

gato siamesLuego puede intentarse con algo más alto. Así que, los mismos aparatos que usan los humanos para sus ejercicios, pueden servir perfectamente para su propósito. Pero recuerden, que un entrenamiento completo se refiere al cuerpo y a la mente.

gato siamesUna de las cosas que debe tenerse en cuenta es que, cuando se anda en las alturas, las distracciones pueden ser peligrosas. Hay que concentrarse mucho en lo que se hace. Pero hay cosas que pueden llegar a distraernos a todos.

gato siames

Sea uno gato o humano, es fácil que, unos perros alborotadores que corretean cerca, puedan distraernos seriamente. Y si eres un gato subido en algún lugar precario, antes de prestar atención al alboroto es conveniente encontrar un sitio con buen apoyo. Si se trata de un peligro inminente, un salto felino a nuestros brazos, o refugiarse dentro del bolso de transporte, suelen darle buen resultado a Aiko.

gato siamesUna vez que se han calentado los músculos e identificado el árbol que le agrada, viene una cautelosa inspección de los alrededores por parte de Aiko, tratando de no mostrarse mucho. La idea es la de ver pero sin ser visto. No hay que delatar la posición. Hay que verificar que no haya moros en la costa, antes de decidirse a salir a campo través.

gato siamesLlegando al pie del árbol elegido, es aconsejable asegurarse de que nadie nos siguió y de que, efectivamente, los alrededores se encuentren despejados de posibles intrusos. Nada de distracciones.

gato siamesActo seguido, se puede proceder a dos cosas importantes: marcar el árbol con el olor de las glándulas existentes en las plantas de las patas, para futuros reconocimientos, y descascarar las capas muertas de las uñas, para mantenerlas afiladas y tener un buen agarre en la corteza. Además, el estiramiento de los músculos es muy adecuado como preparación para el ascenso.

gato siames Después de eso, no está demás volver a dar una ojeada por el otro lado. Todas las precauciones son pocas, no vaya a venir alguien a aguarnos la tarde con una sorpresa desagradable. Y no hay que olvidarse de mirar hacia la copa del árbol. Al fin y al cabo para allá es que se quiere ir, y las alturas deben estar despejadas de posibles intrusos.

gato siames en el arbolAhora si. Tan solo queda trepar por el tronco del árbol lo más rápido posible, y llegar hasta la copa o, en el caso de Aiko, hasta donde la longitud de la correa y yo lo permitamos. Si no fuera por la correa, ya les diría yo quien iba a subir hasta lo alto de ese pino para buscarla.

gato siames Desde allí arriba, a mitad de camino, se puede dar un vistazo al mundo, y mirar también a los ojos de la descarada urraca que está más arriba, en una de las ramas del árbol, totalmente curiosa, a la vez que asombrada por lo que está viendo. ¡Un elefante volando! ¡Un gato en el parque! ¡Esto es el acabose! Parecía graznar la urraca.

gato siames en un arbol Allí es cuando Aiko se da cuenta que, después de subir hay que bajar. Pero, en contra de lo que se podía pensar, la tendencia natural del gato no es la de hacerlo de espaldas, bajando igual que subió, sino la de voltearse con la cabeza para abajo. Y en ese instante y en esa precaria posición, es que Aiko se entera de que el asunto no es nada fácil, porque sus patas y garras no están diseñadas para trabajar en esa forma, y se encuentra muy alto para bajar de un salto. Por eso es que tantos gatos jóvenes que se suben a los árboles y postes no pueden bajar luego, y comienzan sus maullidos lastimeros, tan peculiares, llamando a mami, al amo, a los bomberos, a Superman o al capitán Maravilla para que los bajen. Bastantes veces yo tuve que subir a la mata de níspero en el jardín de mi casa, para bajar al Mínimo, hasta que aprendió.

gato siamesAfortunadamente para Aiko, el árbol al que la dejé subir en esta sesión fotográfica, tenía una cierta inclinación, y los cuatro metros y medio de altura hasta los que llegó no fueron tantos como para que viera el descenso imposible. Así que, con un poco de decisión, un tantito de frente y otro de lado, logró regresar al suelo, satisfecha por su hazaña.

ACTUALIZACION: Quizás se me olvidó mencionar un detalle importante, y es que, en una sesión fotográfica con un gato en la calle, es muy aconsejable llevarse un ayudante. En este caso yo conté con mi hijo, quien se encargaba de Aiko mientras yo me ocupaba de la cámara.

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