Mi amor más pequeño

Aiko y yo


Hace dos meses que conocí a Aiko, y la gatita se ha pegado conmigo como si fuera su madre. Mi hija estaba segura de que eso era lo que sucedería en cuanto yo llegara. «Me quitaste el protagonismo» me dijo.

Aiko tiene ahora cinco meses, y ha desarrollado una peculiar costumbre, pero sólo conmigo.

Aiko y yoCada vez que tiene hambre, en lugar de ir hasta donde está su plato con la comida, maulla hasta que yo la cargo en brazos. O simplemente ella se me sube, sin más. Se pone a lamerme en un lado del cuello, mientras ronronea, hasta que consigue algún pliegue de la piel; entonces se queda allí pegada, chupando como si mamara de la teta de la madre. Yo la llevo hasta su plato y ella se baja a comer.

En ocasiones hace eso mismo cuando yo estoy enla cama, y se queda dormida.

Tuve que ausentarme por unos días. Me marché una mañana, y mi esposa me dijo que en todo el día la gatita no comió, esperando que yo llegara. Por supuesto que no es tonta, y al final, el hambre pudo con ella. Pero me dicen que esa noche lloró, al no encontrarme en mi lado de la cama.

Cosas del cariño animal.

Ahora, Aiko no tiene con quien sustituirme en su peculiar comportamiento, porque ni a mi esposa ni a mis hijas les agrada la sensación del contacto de su lengua.


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