Para quien quisiera, pero no puede, tener un soberbio tigre siberiano, quizás un gato como este podría compensarlo. Reducidos a una fracción de tamaño con relación a los felinos mayores, todos los gatos mantienen esa misma mirada atenta, penetrante, escrutadora, incisiva, intrigante, misteriosa y fascinante de sus otros hermanos.
Este de la foto es un gato muy blanco. Está bien cuidado y considerado por personas que, más que dueños, se siente tan solo sus felices cuidadores. Está criado en un pueblo, con entera libertad de ir y venir a su libre antojo. Es un gato feliz.