Aiko y su tratamiento capilar

Aiko, una gata siamesaAiko es una gata siamesa que hace unos pocos años se adueñó de un par de humanos (mi hija mayor y su esposo), quienes le sirven de cuidadores y alimentadores, a los que tiene bien entrenados para satisfacer casi todos sus gustos y necesidades, así como algún que otro capricho. Sin embargo, Aiko no ha podido evitar que, de cuando en cuando, esos cuidadores humanos se le  impongan y realicen acciones que a ella no le gustan, tales como llevarla al veterinario, darle medicinas o ponerle unas pipetas de líquido para el cuidado de su piel.

En este nuevo intento se le han podido aplicar las dos cajas del Dermoscent (ocho pipetas) en un tratamiento de ocho semanas continuas de duración, justo para acompañar el nuevo pelaje de invierno.

Los animales mamíferos en libertad mudan el pelo dos veces al año. Uno corto, más fresco, para el verano, y un manto de invierno más tupido, con una densa capa interna protectora, como puede apreciarse mejor en lobos, caballos y vacunos. Algunos animales salvajes hasta cambian el color, como el zorro ártico, que en invierno es blanco. Pero los animales criados en establos y los domésticos que viven preferentemente en interiores, han ido perdiendo la capacidad para esos cambios tan acusados, puesto que no los necesitan.

Los caballos que en el verano pueden verse sueltos por los montes asturianos, y de toda la cornisa cantábrica y pirenaica, con el pelo corto y brillante debido a la excelente alimentación de la verde hierba tierna, en invierno los encontrarás cubiertos con un largo y espeso pelo opaco, dando la impresión de ser dos animales distintos. Pero por más frío que sea el invierno, nunca llegarás a ver así a un fino y lustroso caballo de carreras, siempre estabulado. Por otra parte, es algo también que varía con cada raza. No quiere decir que, por mucho pelo que eche durante el invierno, un caballo nacido en libertad se haya de convertir en algo semejante a un buey almizclero, ni tampoco un gato de pelo corto se volverá algo parecido a un gato de Angora, Himalaya, un Main Coon u otro de pelo largo.

gato de cruce con siamesEs el caso de este adorable y familiar gato mestizo de la foto, cruce de siamés con gato de monte, que, teniendo casa, aún con lluvia y frío anda suelto a su libre albedrío por las callejas, prados y montes de Agüeria (de Aller), pueblo donde viven mis padres en Asturias, y donde yo nací. He seguido su evolución desde el verano y ahora parece un verdadero gatito de peluche, con un denso y abundante manto protector. Nuestra siamesa Aiko, en contraposición, recogida del abandono en las calles madrileñas en pleno invierno, junto con sus hermanos, cuando tenían pocos días de vida, es muy friolera y, además, sumamente sensible al calor.

Yo no quise ir a verla durante el tiempo que ha durado el tratamiento Dermoscent que se le aplicó, porque pensé que eso me facilitaría notar mejor los cambios que se produjeran en ella. Por supuesto que todas las apreciaciones en este sentido son totalmente subjetivas por mi parte. No se trataba de decir lo que engordó o adelgazó por un cambio de alimentos, reflejado por el peso mostrado en una balanza; tampoco medir cuanto creció, mucho menos enviar sus pelos a un laboratorio para obtener un informe de calidad ni nada por el estilo. Pero se me ha hecho visible una mejoría en el brillo, densidad y calidad del pelo: parece un pelo saludable. La expresión usada por mi hija es que: “se le siente más caliente”.

Evaluar si con el tratamiento ha disminuido la pérdida de pelo también resulta aún harto más complicado, deviniendo en otra apreciación subjetiva, porque no se han recogido los pelos caídos o que quedan en el cepillo, ni contado, pesado o medido. En suma: no ha sido un ejercicio científico. Aiko tiene, usualmente, bastante pérdida diaria de pelo, lo que se nota en el ambiente al verlos volar cuando salta, y se ven en los muebles tanto como en los cepillos con que se peina y rastrilla. Pero también mi hija y yo concordamos en que ahora parece haber una menor caída del pelo a raíz del tratamiento con Dermoscent.

¿Olor? Ninguno. Aiko no tiene malos olores corporales… salvo el aliento, de vez en cuando, dependiendo de lo que coma y otros factores de origen digestivo. Sigue tomando (muy a la fuerza) su medicina para control de las bolas de pelo, que le han causado ya unos cuantos inconvenientes serios, a pesar de consumir un alimento formulado precisamente para evitar la formación de bolas de pelo en el intestino.

Por supuesto, si un gato está correctamente alimentado y lleva un adecuado control veterinario, es decir, que es un gato saludable, cualquier mejoría ante el uso de productos para tratamiento dérmico, como es el caso del Dermoscent, será mucho menos evidente que en un animal que no haya estado bien alimentado y cuidado.

En términos generales consideramos que el producto da los resultados que ofrece. Y como medida complementaria a una buena atención por nuestra parte, pensamos que aplicarle este tratamiento a tu gato, al menos una vez al año, será beneficioso. Así que con más motivo lo será para el caso en que acabas de decidir quedarte con un gatito abandonado por largo tiempo, o adoptado uno en algún refugio, centro de acogida o sociedad protectora que, por lo general (aunque no necesariamente), llegan con deficiencias alimentarias y carencias vitamínicas y de oligoelementos y aceites esenciales. En realidad no hay nada que perder con la prueba; tómalo como una inversión en la salud de tu mascota. Ante el resultado en nuestra gata debo asumir, entonces, que el Dermoscent formulado para perros debe de lograr un similar efecto eficiente en los cánidos.

En vista de nuestra buena experiencia, sinceramente, me permito recomendar el uso del Dermoscent en gatos.

Dermoscent Essential 6®

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