Como muchos ya lo habrán leído, hace dos años atrás, por consejo de mi hijo, tomé la decisión de ingresar al que, por aquel entonces, era para mi el mundo desconocido y misterioso de los blogs. Fue así que nació El guardián del faro, alojado en Bitácoras.com, exclusivamente para contar la historia de mi adorado gato, al que llamábamos El Mínimo, que terminó trágicamente envenenado.
En aquel momento yo no tenía la menor idea del berenjenal en el que me estaba metiendo. Tampoco podía llegar a imaginar hasta donde me traería esto. Porque, luego, las cosas fueron cambiando, y ya montado en el burro comencé a enderezar las cargas; aprendí un puñado de cosas y la blogosfera me atrapó, en cierta forma. Así, mi sencillo blog inicial fue evolucionando rápidamente, por caminos y con temas que yo nunca había pensado, hasta que me quedó pequeño e inadecuado para mezclar tantas cosas. Así fue como, hace un año ya, sentí la conveniencia de abrir este otro blog, dedicado solamente a mis amigos animales domésticos.
El caso es que aquella sencilla historia de amor y de dolor alrededor de un gato, dividida en cuatro capítulos, y que titulé: Mucho más que un gato, acumula ya más de 5.000 lecturas. No es, y por mucho, la más leída entre todos los artículos que he escrito en ambos blogs, pero supera en cuatro mil a mis expectativas iniciales, y me siento satisfecho.
Pero la historia ha generado unos cuantos comentarios, así como un significativo número de correos que me han enviado directamente, algunos muy apasionados y sentidos, con muchas lágrimas sobre el teclado. A través de unos y otros, he conocido historias de amor, de valentía y de dolor, alrededor de nuestros seres queridos del reino animal, particularmente referidas a gatos en circunstancias especiales, y que me han parecido sumamente interesantes y ejemplares.
Es por ello que, las cosas que me han contado a través de un correo electrónico, no quiero que queden solamente para mis ojos; ni las de los comentarios queden para las contadas personas que se den a la tarea de leer todos los que hay en los diferentes capítulos, particularmente en el último. Por eso decidí crear aquí una nueva categoría, a la que llamo: HISTORIAS DE AMOR, pues de eso tratan en el fondo. Pero son TUS historias, amigo lector, no las mías; historias como han sido las de la gata Ramona y Avril; Betty, Bimbito y Amparo; Rungocha y Joshua. Yo solamente las transcribo y acomodo un poco cuando hace falta, cediéndote, muy gustosamente, un espacio en mi blog.
En esa categoría plasmaré las historias que me cuentes, y me parezcan de significado e interés para los amantes de los animales. Pienso que será una manera de ayudar a quienes no disponen de un blog para gritar al mundo su angustia, su rabia y su dolor; bien ante la pérdida de alguna mascota envenenada por algún miserable, o porque murió en alguna penosa circunstancia. Pero también para mostrar el coraje y el amor de quienes han logrado rescatar a otros animalitos de alguna muerte segura, o de situaciones penosas, no importándoles su condición física. Esta categoría será un complemento de la categoría ADOPCIONES, en aquellos casos que, por lo peculiares, no puedan ser enmarcados exactamente en ella.
Gracias a todos los que han compartido conmigo sus penas, y también sus triunfos y alegrías respecto a sus queridos animalitos. Y les aseguro que sí, que somos muchos más de los que se piensa, quienes amamos a los animales y nos preocupamos por su bienestar, en la medida de nuestras posibilidades.
Nota: la foto es del motor de todo esto, mi recordado gato Mínimo, siendo acariciado por las manos de mi esposa.