Aiko, una gata siamesa

gata siamesa de nombre Aiko Entre esta foto, (que puedes ampliar pulsando encima) y la que sigue, hay algo más de un año de diferencia. Aiko, la gatita siamesa de mi hija mayor, terminó de crecer y sacar sus colores definitivos. En este caso se trata de una linda gatita de raza siamesa y color «puntas de chocolate».

gata siamesaQuien vaya a querer tener un gato de esta raza, deberá saber que si bien tienen una rara sensibilidad y dan fidelidad, tienden también a exigir afecto de una manera exclusiva y, según algunos, hasta posesiva. ¿Quién puede resistirse a la mirada de esos ojos azules?

Eso si, te seguirá a todas partes, demostrándote su afecto en todo momento. Los siameses adoran ser acariciados, pero será mejor que captes con prontitud cuando es suficiente, o tu gato te lo dirán de malas maneras, ya que, a pesar de su necesidad de cariño, como todo felino necesita sus momentos de tranquilidad y su espacio personal, que él te reclamará. No es raro ver a los dueños de siameses con algún arañazo, ya que es un gato con mucho carácter, y amigo de llevar la batuta, al que no le gusta que le pongan limitaciones de ningún tipo, ni le agrada quedarse solo. Por eso, no es un gato para cualquiera, mucho menos para los nerviosos o poco tolerantes.

Es vivaz, activo, extrovertido, comunicativo y siempre dispuesto a jugar, y está considerado como el más adiestrable de los gatos, por lo que no es nada raro poder pasearlo sujeto de una correa, como nosotros hacemos, y les encanta. Eso si, como ya he dicho en otros post, hablando de Aiko, pasear a un gato no es lo mismo que a un perro. Tendrás que tener mucha más paciencia y entender su comportamiento y preferencias. Pero sea cual sea la raza de gato que adoptes, me atrevería a decir que nunca te arrepentirás.

En el caso de Aiko, además del color de su pelaje, lo único que cambió, y para mal, como ya expliqué en otro post, ha sido su dulce carácter y tolerancia con el veterinario. Ahora se necesita un domador de leones para poder examinarla. No hemos podido deshacer lo que le ocurrió y que, ahora, la hace aborrecer a los veterinarios y sus consultorios.

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