Jugando a morir

un gato en la ventana
Cuando veo un gato subido en el alféizar de una ventana, me da de todo. ¡Valientes animales!

Lo primero que lamento es que tenga un dueño tan descuidado y poco interesado por su vida. Recuerdo la vez en que le hice ver a uno el peligro que corría su gato. El animal caminaba por el borde de la baranda del balcón de un cuarto piso.  La respuesta fue: «Nunca se ha caído»

¡Coño! ¡Claro que el gato no se ha caído nunca! Porque de haberlo hecho, aunque fuera una sola vez, posiblemente ya no estaría ahí, sino enterrado. Fue lo que yo le contesté.

Se dice que la caída desde un tercer piso es el límite entre la vida y la muerte para un gato. Eso no quiere decir que si cae desde un segundo no se mate, o que si cae desde un cuarto no sobreviva. La capacidad de caer de pie que tienen los felinos es fascinante, pero no son indestructibles ni inmortales. Solo basta que, en esa caída desde un primer o segundo piso, tropiece con la cuerda de un tendedero o cualquier otra cosa para que ya no logre caer de pie y se lesione seriamente o se mate. Y aún cayendo bien, de pie, la altura sea tanta que se lesione o muera.

¿Cuántas veces necesitará caerse el gato desde una ventana o un balcón para que individuos como el que menciono tomen conciencia de que es peligroso? ¿Cuántas veces tiene que morir el gato para tener experiencia? Porque con que muera una ya le basta. Me parece la actitud del: «te apuesto a que no se cae». No es otra cosa sino jugar con la vida del animal, dejándolo a su suerte.

Desde el balcón en donde vivo he captado el gato de la foto, asomado en la ventana de un séptimo piso en un edificio cercano, siguiendo atentamente el vuelo de las palomas. Por lo general no suele estar en esa ventana, sino en otra; pero es frecuente verlo echado en ella. Solo basta que pase una mosca zumbando al lado, un gorrión, una mariposa o cualquier otra cosa, para que el instinto de caza del animal lo haga olvidarse por un instante de donde está y ¡zas! El resbalón y la caída al vacío.

Definitivamente: no todo el que tiene en su casa un gato sano y bien alimentado, es para que pensemos que se trata de alguien que se preocupa por su seguridad.

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