
Durante el invierno, no hay mejor sitio para un gato que debajo de un cálido radiador. Y si no que se lo pregunten a Aiko. Es un buen lugar, pues la temperatura no sube demasiado.

Durante el invierno, no hay mejor sitio para un gato que debajo de un cálido radiador. Y si no que se lo pregunten a Aiko. Es un buen lugar, pues la temperatura no sube demasiado.