Equitación y doma, La Cascayera, en Boo

Equitacion, montando una yegua

Salvada, camino al matadero

«El que no vale para estudiar vale para trabajar», suele decirse de las personas. «La que no vale para leche vale para carne», se dice de las vacas. Y de los caballos, otro tanto. Los que no sirven para monta o trabajo terminan en el matadero; aunque muchos son criados exclusivamente con este propósito. Recién he conocido el caso de una hermosa yegua de raza española, procedente de unos prestigiosos criadores del sur de España; pero que iba camino del matadero, tan solo por tener cierto defecto en sus patas delanteras que la invalidaba como caballo de largas montas o trabajo duro. Alguien se enamoró de ella y decidió comprársela al tratante, para utilizarla de caballo de silla. Sin embargo el animal estaba resabiado, debido a los malos tratos recibidos, que no había quien se le acercara.

El buen trato lo puede todo

Este fin de año estuve de vuelta por mi terruño natal en Agüeria, Asturias, para pasarlo con mis padres. Puede conocer unas cuadras que han montado recientemente en la población de Bustillé, al lado de Boo, pueblo que dista unos pocos kilómetros de Moreda y pocos más de la Villa de Mieres, en el Concejo de Aller.


Iginio se jubiló de las minas aún con mucha juventud y energía a cuestas, por lo que decidió ocupar su tiempo en lo que le gustaba, la doma de caballos por el método natural y enseñar equitación. Al sitio le puso por nombre «La Cascayera», que corresponde al nombre del caserío en donde se encuentra situada.

clase de equitacionAllí le llevaron a esta joven yegua de dos años y medio, nunca montada, para ver si él podía lograr algo. El animal revolvía sus cuartos traseros en cuanto alguien se le acercaba. Suponemos que recibió muchos palos de manos de los tratantes y transportistas, pues parece que ellos solo saben manejar ganado a fuerza de golpes, gritos y maldiciones. Al día siguiente, luego de mucho diálogo, tono de voz suave, cariño y buen trato, Gini ya había conseguido tranquilizar y manejar al animal como si se conocieran de mucho. A los tres días ya había herrado por primera vez a la yegua y, por si fuera poco, una niña de doce años la montaba casi como si ambas hubieran cabalgado toda la vida juntas.

Una yegua de buen carácter

Es una yegua de raza española, de hermosa estampa, excelente carácter, juguetona y cariñosa, a la que aún le falta por crecer y ensanchar. A los pocos momentos de estar junto a ella ya nos conocíamos y pude apreciar su docilidad. Si yo le volvía la espalda ella me mordisqueaba la oreja con los belfos y me quitaba la gorra, para llamar mi atención y que siguiera acariciándola. No importa si se trata de un perro, un gato, un lobo, un oso, una vaca o un caballo; todos los animales responden de forma positiva al cariño y el buen trato. Y todo eso fue lo que la yegua consiguió en «La Cascayera».

Si bien, por el ligero defecto en sus patas delanteras, esa yegua no sería adecuada para cabalgatas de siete horas diarias, sí que resulta un caballo de silla excelente para salidas de tres y hasta cuatro horas, siempre que su dueño sea una persona que la quiera y sepa montarla y cuidarla, conozca sus límites y no la fuerce. Porque esa es la otra cara de la moneda; saber montar y saber entender a los caballos.

Saber montar y saber equitación no es lo mismo

Saber escribir es una cosa, y ser catedrático de la lengua o escritor, es otra distinta, Seguro que conoces a alguien que dice que sabe conducir coches porque lleva toda la vida haciéndolo y nunca ha tenido un accidente. Y seguramente es cierto, sabe conducir… o eso cree. Pero cuando ese individuo se pone al volante de una auto de rallies o uno de carreras, es cuando se da cuenta que, comparado con Carlos Sainz o con Fernando Alonso,  de conducir no sabe nada. Mucho menos compararse con un experto que puede llevar un coche sobre las dos ruedas laterales.

Con la equitación sucede algo similar. Como Ginio dice: «llega alguno diciéndote que lleva toda la vida montando a caballo, y cuando lo ves bajando una cuesta parece un saco de patatas sobre el animal.» ¿Y qué le vas a enseñar a una persona que te dice que lo sabe todo? Pero saber sostenerse sobre el caballo, darle espuela y galopar no es saber montar. La equitación es un arte que debe aprenderse de manos de quienes lo dominan. Con la equitación no solo somos buenos jinetes sino que logramos que el caballo correctamente entrenado responda a lo que queremos de él y sea un excelente animal de silla que disfrute de las salidas tanto como el jinete. No se trata de una persona montada sobre un animal, sino de una sola unidad.

Imágenes mejor que palabras

Como muestra de la belleza de esa yegua de raza española rescatada camino del matadero, y de lo que es equitación, les dejo esta primera galería fotográfica, cuyas imágenes pueden ser ampliadas pulsando encima de cada una.


Equitacion, montando una yegua
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Equitacion, montando una yegua
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En este set de imágenes vemos a Ángela, la hija de Ricardo, un amigo de Agüeria, montando en el picadero de «La Cascayera» a la yegua en entrenamiento. Ángela lleva unos pocos años de clases en el Centro Ecuestre el Asturcón, en Oviedo,  pero recibiendo diariamente estas magistrales clases de equitación y doma vaquera que le da Gini, no dudo de que terminará siendo una excelente amazona. Y ella disfruta haciendo de probadora de caballos. ¿Qué mejor demostración para el dueño de esa yegua que llegó a considerar casi indomable, que una niña montando en ella con toda gracia y tranquilidad?

En la siguiente galería, también con Ángela por jinete, van algunas fotos de la hermosa y joven yegua de Ginio, y las de su caballo, a los que él disfruta montando por esos idílicos parajes asturianos.


Equitacion, montando una yegua
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Equitacion, montando una yegua
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Mejor un vídeo que una foto

Y como es mejor una imagen en movimiento que una fija, les dejo este vídeo que tomé cuando Ángela estaba dedicada a lograr que la primera yegua perdiera el temor a cruzar un charco de agua lodosa, luego algo de trote y, finalmente, un poco de galope. Siempre sin forzar al animal. Todo ello, como he referido, con una yegua que tres días antes se comportaba de forma salvaje y, además, estando recién herrada. ¿No provoca aprender a montar?
Lamento no haber filmado también a Ángela montando la yegua personal de Ginio, porque ese animal es poesía en movimiento, al que hay que refrenar un poco, ya que, de darle rienda suelta, demuestra todo el ímpetu y afán que siente por galopar.

Por otra parte, el paraje en donde está «La Cascayera»  invita a salir al camino y agarrar kilómetros y más kilómetros de montes verdes, extensosmayaos cubiertos de una gruesa y esponjosa capa de hierba sobre la que galopar y bosques que invitan a perderse en ellos, una y otra vez, día tras día.

Para quien pueda serle de interés, esta es la dirección de correo electrónico para contactar con Ginio en «La Cascayera»:  capriboo@hotmail.com

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