Un enorme vacío fue lo que quedó después que Penélope, mi última y maravillosa perra boxer, diera su último ronquido hace un año. Nada ha podido llenarlo. Hay días en que se hace difícil vivir con un agujero tan grande en el corazón.
Un enorme vacío fue lo que quedó después que Penélope, mi última y maravillosa perra boxer, diera su último ronquido hace un año. Nada ha podido llenarlo. Hay días en que se hace difícil vivir con un agujero tan grande en el corazón.