En sus relaciones sociales, las distintas especies animales tienen variadas y complejas expresiones corporales para comunicarse. En el caso de los caninos, la posición del rabo o las orejas, arrugar la cara, enseñar los dientes, mirar de frente o de lado, bajar o subir la cabeza y tantos otros comportamientos más o menos sutiles, muestran a los demás su estado de ánimo e intenciones.
También los humanos tenemos comunicación corporal, aunque somos menos dados a entenderla, apegados como estamos a las palabras. Sin embargo, nuestras mascotas captan rápidamente esa comunicación, sabiendo cuando estamos de buen o mal humor, o cuando algo de lo que han hecho nos ha gustado o disgustado.