¿Quién dijo que los perros y gatos no pueden convivir con cierta armonía, paz y tanquilidad? Esta foto es de Penélope, mi perra boxer, y mi gran gato Rufo.
Introducir un gato en un ambiente de dos perras boxer adultas, que nunca han compartido con uno, quizás lleve un poco más de trabajo, sobre todo si ya el gato es grandecito, como en el caso de Rufo, que lo adoptamos teniendo cinco meses. Pero no es ningún imposible. Claro que él contribuyó bastante, pues es muy sociable.
Al Rufo no le importa compartir con las perras, incluso sus colchonetas para dormir. En esta otra foto está de nuevo con Penélope. Siempre se las ha llevado mejor con ella que con su hermana Montserrat.
Hasta mi amado y siempre recordado gato Mínimo convivió pacíficamente con ellas dos hasta su partida.
Mis gatos y perros comparten la comida, el agua, la cama y los juegos, correteándose entre sí. En sus retozos son perseguidores y perseguidos, por turnos. Para mi es muy grato observarlos.
A eso es a lo que yo llamo «estar entre perros y gatos».
¿Y si hasta los animales pueden llegar a convivir en armonía, por qué no podremos lograrlo los humanos?
Que entre perros y gatos te veas en este próximo 2007.
