El ojo percibe mejor las cosas que están en movimiento; las estáticas pueden pasar desapercibidas. Hay muchísimas cosas que vemos, pero que no percibimos conscientemente, simplemente porque nuestro cerebro no les presta la debida atención, por considerarlas triviales o sin interés.
El lugar: calle Chacaito, en Chacaito, Caracas, a pocos metros del Boulevard de Sabanagrande, frente a donde paran los autobuses para Las Mercedes, La Trinidad, Concresa y esos lares.
Yo caminaba distraído, saliendo de una tienda en un pequeño altillo, donde venden celulares y sacan fotocopias, ensimismado en mis papeleos de legalizaciones. Pero me detuve. Algo había captado por el rabillo del ojo, que mi cerebro consideró de interés para mi, y dio el aviso a mi consciente. No sabía lo que era, pero retrocedí un paso y miré al interior de la peluquería.